Miro a mi alrededor desde mi educación socialista y mi posición, de adulta, tal vez liberal, los muchos sufrimientos y luchas que padecieron nuestros antepasados para darnos libertad y dignidad y pienso que les estamos fallando. El socialismo ha muerto, no tiene nada que ofrecer, una vez más ha quedado claro que no funciona, el paternalismo protector nos convierte en vagos y pedigüenos.
Algunos de mis alumnos a partir de los 40 opinan que las cosas no van bien en nuestro país, que nuestros políticos sólo persiguen la foto y el dinero fácil, que ya sólo piensan en Prada y Dior entre otros y que aquello del pueblo es un concepto tan manido que ha perdido su significado, la lucha sindical se hace desde un sillón y parece depender del dinero que reciben y de quien lo otorga, más que de los intereses de los trabajadores.
No tenemos industria y la pocas compañías fuertes que teníamos, este nuestro gobierno del pueblo, se las ha vendido a los Jeques, que según entiendo por todo lo que leo, en la prensa internacional, sólo quieren hacernos desaparecer para volver al Al-Ándalus y ampliar su área de influencia por toda Europa, no lo esconden, lo pregonan a los cuatro vientos, lo que inocentemente nuestros gobernantes interpretan como Alianza de Civilizaciones. ¡Cuánto se estará riendo más de uno!
Los empleos son escasos y según los agoreros lo serán más aún ya que muchas empresas dejarán España para instalarse en lugares más acogedores para los negocios. Telefónica, por ejemplo, se deshace del 20% de los puestos de trabajo para comenzar el negocio en Brasil.
Las fortunas españolas invierten poco en España, salvo, como siempre advierto, honrosas excepciones. La mayoría de ellas descansan en paraísos fiscales y en ello se incluyen las nuevas fortunas socialistas.
Andalucía y Extremadura entre ayudas, Per y paro, no producen y si no producen no hay recaudación, sin embargo los gastos de la administración aumentan cada día.
Cataluña se aprovecha del río revuelto y presiona con sus votos, pero no por la unidad de España y el gobierno común, si no, por su independencia como país, mientras la necesiten, engorda y engorda.
El País Vasco más silencioso, pero igualmente activo, allí nadie ha olvidado la independencia y como pasa en todo el territorio, hasta ahora español, los gastos de la Administración pública son escandalosos.
Todas las comunidades se parapetan y nadie quiere ser español, excepto para celebrar el mundial de futbol.
Prolifera, por todos los rincones una suerte de jóvenes señores de los números cuyo único fin es hacerse con el dinero de los demás, cueste lo que cueste y no importa a qué precio. Y mientras, en la Universidad de Alcalá en Administración de Empresas, un “reputado” profesor enseña a sus alumnos de 20 años, que el problema de los productos tóxicos que se han inventado los bancos para expoliar a sus clientes, no es por los bancos, si no, responsabilidad absoluta de los idiotas que los firman, brillante ¿no?. No quiero ni imaginar lo que saldrá de ahí.
Los chicos de 30, hombres y mujeres profesionales, que trabajan para grandes empresas, me advierten que protesto mucho y que no saben de qué me quejo. Añaden que es cierto que España es corrupta y perezosa y que los políticos no hacen más que barrer para su casa (con honrosas excepciones, por supuesto) y agregan que sin embargo, hemos llegado muy lejos. En este punto no me saben precisar el donde, pero insisten en que todo va normal. Claro que ya no recuerdan todo el dinero que nos entregó Europa para llegar hasta aquí, ni que ahora que debemos seguir solos es cuando comienzan los problemas.
En este estado de cosas, yo me siento confusa, he sido víctima de la arrogancia de una entidad bancaria, o sea, uno de los idiotas forzados a firmar, y el comentario de uno de mis alumnos de 30 fue: “Mala suerte para ti y un buen negocio para ellos”.
En fin, creo que hemos educado a nuestros hijos en la más absoluta indiferencia y estupidez y eso es lo que vamos a recoger, nos respetarán mientras tengamos algo que dar les, pero que el Cielo nos asista si necesitamos su ayuda, o si la construcción del futuro depende de ellos.
Les hemos enseñado que el único dios es el dinero y que el único punto a alcanzar es el botón de su ombligo, no me atrevo a aventurar el futuro…
De todos modos, aquí y fuera de aquí hay gente con valores, trabajando por mejorar el mundo, así que me alío con ellos. Trataré de aprender a participar en lo mejor para el futuro del mundo que sea factible construir, e intentaré no prestar atención a lo demás, procurando que no me afecten los trucos y prebendas.
Vivo aquí y aunque no deseo adaptarme al egotismo que me rodea y que pone a mi país en peligro, si intentaré entenderlo en aras de la globalización y de aquellos que si trabajan por un mundo mejor.
Y ya, como último recurso, si las cosas se ponen peor, como reza la propaganda de IKEA (hay que ver lo bien que nos conocen los suecos) puedo declarar, esta, como la república independiente de mi casa.