Uno de mis grandes tesoros son mis alumnos. Ayer Beatriz, profesora de educación infantil me trajo un librito chiquitín cuyo título me cautivó:
"LOS PRÍNCIPES AZULES DESTIÑEN"
Está editado por Beascoa y pertenece a una colección llamada "Pequeños cuentos desobedientes"
Quien me conoce sabrá lo exagerada que soy dando valor a lo insignificante para la mayoría, pero seguro que al menos os hará sonrreir, son unas pocas páginas con aún menos frases pero parece un tratado sociológico.
Creo que Beatriz comprende bien cuando digo que no debemos empeñarnos en lo que jamás un hombre podrá ser, la naturaleza manda y mientras dependamos de nuestras necesidades y sistema hormonal no tenemos más remedio que aceptar lo que somos ahora y ver a los demás como son y si es posible amarlos por ello, o dar la vuelta y dejarlos seguir siendo lo que son, sin intentar adaptarlos a nuestros sueños, que por cierto no son justos para el otro.
Y si el argumento de los príncipes que destiñen no os convence, ni os cuento lo que destiñen las princesas.
Bueno, el caso es que, me encantan los cuentos. Desteñidos o no, todos los príncipes y princesas merecen ser amados y encontrar la felicidad aunque el color de sus ropajes los delate y muestre su perfecta imperfección.
Sólo podemos ser el producto de nuestra procedencia y vivencias, pero podemos jugar a inventarnos y a fuerza de insistencia lo mismo conseguimos que nuestros colores no destiñan.