Querido Hector:
Esta mañana, casi al Alba, oí en las noticias que te habías ido para siempre de este mundo convulso, en el que nos adentramos. Tal vez porque te gustaba más la risa y el buen humor y porque en gritar un inmenso goooool, encontraste tu sitio de locutor de deportes. Tal vez, ya lo habías gritado todo y no tenías más ganas de inventar.
Jamás podré olvidar que, tú, un argentino, estando yo en España supuestamente mi propio país, me invitaras a participar en tu programa de la tarde en Radio Centro, donde conocí a tanta gente buena, como buenos profesionales de la RADIO que me acogieron con tanto cariño como respeto profesional.
Increíble que tu me rescataras como locutora, profesión que me dió Chile con sus mejores profesionales. Seguro que la cordillera nos hermanaba y por capricho de Gaia, apareciste en ese Multikes de arte y premio donde yo era escoltada.
Yo, que venía de nacer otra vez, todavía me tambaleaba y vivía sin rozar el suelo, sin habilidad o memoria, tuve en vosotros, mi gran familia. José, técnico de sonido y su maravillosa mujer, quienes me regalaron el viaje para pasar esas navidades con mis padres. Mary Carvajal, periodista del diario pueblo, que me llevó a sus entrevistas y finalmente presentó mi trabajo en Radio Nacional, donde tuve el honor de participar en el programa "Para vosotros Jóvenes" que cuando me marché dirigía Carlos Tena. Todos queríais rescatarme , pero llego el destierro, y, a pesar de vuestros esfuerzos, os perdí de vista.
Un día cualquiera un grito de Gol, espectacular, me trajo tu voz y tu recuerdo y también la risa y me alegré porque sentí que en ese momento eras feliz.
Es curioso, nunca hicimos nada juntos que no fuera el programa de radio, sin embargo, te debo uno de los períodos mas bonitos de mi vida en esta España que amo y que tanto me duele.
Infinitas gracias y que tengas un buen viaje a donde quiera que vayas ahora.
¡Gracias amigo!