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Creado en Lunes, 07 Enero 2008 20:32

“ ¿La has visto?” ¿Qué guapo es él y qué joven? Y ella está muy bien para ser de la tercera edad (aderezado con risitas). Como le decía Mila en aquel programa, "ella ya es anciana".  Ni siquiera el libro de Stephen R Covey pudo retener mi atención. Cuando miré a quien hablaba tuve que contener una sonrisa, por aquello de la “ancianidad”.

Subimos al avión, yo por mi buena fortuna estaba sentada en el asiento 4 A, más ancho, junto a la ventana para poder ver la Isla desde lo alto y dar gracias, una vez más. Al terminar de acomodarme pude ver en la fila 1 de Primera clase a Ana Obregón con tan traído y llevado novio, ¡estupendos los dos!. Ana luciendo la figura de una jovencísima Top Model, con una piel que ya quisiera yo conseguir;  y el novio, un joven alto y magnífico con unos desafiantes ojos azules, que parecía tolerar con dificultad el interés malsano que despertaba su presencia en gran parte de los pasajeros del vuelo a Madrid. 

No sé si fue para mantener el circo, para hacerlo más al estilo “todos somos iguales” u otra razón oculta, la cortina de primera clase no se cerró, con lo que los pasajeros de las primeras filas pudimos ver y oir para satisfacer nuestro deseo de saber de la vida ajena. 

Cuando aterrizamos y mientras recorríamos largo trecho para llegar hasta el “finger,” o pasarela asignada al avión para desembarque directo de los pasajeros, oí a Ana  Obregón dando conversación a la sobrecargo,  la que le contaba aquello que ella preguntaba, con una actitud de: “yo no soy menos que tu rica”,  ella, la azafata en cuestión, era 1.60 de alto y de medidas homogéneas, o sea, de las de mi quinta. Y es que últimamente en Iberia, me da la impresión que ser antipático e indiferente y por tanto, un poco feo, es un valor. Finalmente,desembarcamos y me volví a cruzar con la pareja. 

Al retirar las maletas mientras estaba absorta en mis pensamientos, esperando que apareciera la mía, oí , a mi espalda, alguien con una voz conocida hablando por el móvil. 

“Hola mami, si ya hemos llegado, venimos muertos de hambre, pero mucho, mucho, ahora vamos para allá, estamos recogiendo las maletas, un besito. Luego te cuento.¡Ya vamos!"

Yo no pude menos que darme la vuelta, los tenía a escasos dos metros y pude ver la estupenda pareja que hacen.

Darek  dijo “Ana deja ya el móvil, hay que coger las maletas” y sí, eran unos seis bultos  que aparecieron los primeros por ser  primera clase, es decir, VIP.

Ellos recogieron los bultos y se fueron  a casa de la madre de Ana a comer.

Pensé que me alegraba mucho por los dos. Me hubiera gustado decirles que no escuchen los comentarios de los que somos quiero y no puedo. Y los “si yo no, tú tampoco”

Me parece que Ana merece lo que tiene, ella siempre ha cuidado de sí misma y él me parece valiente y en lo que respecta a mí, me hace sentir esperanzada. En cuanto a aquellos que les ofende la alegría de otros, lo siento por ellos, porque si se pararan a pensar verían que sólo están repitiendo lo que opinaba su “abueli” y no se han dado cuenta de cuánto y con qué rapidez cambia todo en nuestro tiempo, al paso que van, se quedarán sin subir al carro, su frustración y amargura será, en general, el sustitutivo de vivir, cuando lo único que necesitamos todos es normalidad y cariño y ahí si que no hay más que una regla. “Prepárate para llegar hasta el final con tus mejores recursos, con tu mejor cuerpo y tus mejores galas, nunca tires la toalla, pues el futuro nos exigirá trabajar hasta los setenta, por lo menos, y si no estamos regios daremos muchos dolores de cabeza, que nos harán sentir muy infelices” .

En cuanto a mis congéneres aspaventosas de una moralidad, obsoleta y trasnochada, rabiosas por saber que Darek jamás se fijaría en ellas, en vez de criticar lo que les queda grande, que reflexionen un poco acerca de su cuidado personal y la satisfacción de si mismas, así, tal vez, entenderían a Ana y a Darek.

Según yo los ví, son estéticamente compatibles y en cuanto a la ética: los dos son solteros y libres, así pues, sólo pueden ofender a quienes no quieren entender. 

Algún malicioso podría pensar que ya me gustaría y Sí, me gustaría saber cuidar de mí como lo ha hecho Ana Obregón y tener su valor y determinación.

Finalmente me gustaría que cada cual se ocupara más de su propia vida y un poco menos de la de los demás, siempre que se pueda y el otro no  trasgreda ningún derecho fundamental. En la era de los matrimonios homosexuales y con la tradición del señor mayor, barrigón y descuidado, con la esposa joven y guapa, a quien le parezca mal esta pareja, lo invito a reflexionar. 

Recuerdo una entrevista , hace 25 años, a una señora Ibicenca que tenía 80 y vestía con el traje típico de la isla, incluyendo, pañuelo negro en la cabeza. En aquella ocasión el locutor le preguntó ¿Y a usted no le molesta que las extranjeras vengan a Ibiza a tomar el sol desnudas? Ella sorprendida le contestó, ¿Por qué tendría que molestarme? Si ellas están a gusto, por mí, que se desnuden cuanto quieran. 

Y he ahí el espíritu de IBIZA. Vive como tú creas que debes hacerlo sin molestar a los que no opinan como tú, y no hagas que los demás se sientan  incómodos por muy estrafalarios que te parezcan. Esta fórmula produce "Paz" eso que tanto se necesita para progresar, o simplemente para dejarse llevar, si así se prefiere.