Edmunda Fernández Rodriguez
La hermana mayor de mi padre con sus ochenta y siete años me preguntaba un día que la llamé para saber como se encontraba ¿Crees que estoy loca porque quiero que me operen del corazón?, Total que puede pasar, así como estoy casi no puedo moverme de la fatiga, quiero intentarlo ¿Te parece que es un disparate a mi edad? Yo, que en esto fui educada por mi padre le dije: Loca, no, no.. Me parece genial que quieras operarte y me parece genial que quieras vivir. Ella replicó aliviada “Me gustaría vivir más años que mi padre que vivió hasta los 92 años”.”Me parece estupendo tía”, le dije.
Fue duro y difícil, no sólo para ella, para mi prima Cris y para todos en la familia. Se la atendió con cariño ¡y lo consiguió! Allí siempre su hija, su yerno y las niñas y ella cuidada como una princesa hacía planes y siempre reía.
Mari Cris me dice “Ya sabes como era, pues así hasta el final, la Reina de la casa” se ha marchado a sus noventa y siete años. Ha dejado alegría y un vacío que nunca se llenará, pero aunque la echamos de menos, nos quedamos tranquilos; con su operación ha podido vivir 10 años más, un regalo para todos.
No olvidaré y guardaré para los momentos difíciles, que la tía nos ha enseñado, a todas las mujeres de la familia ¡Cuánto vale la pena vivir!
Hoy mando un abrazo emocionado a mi prima, a su marido y a mis sobrinas. Le regalasteis sus sueños con gran calidad de vida, sin escatimar esfuerzo y nunca la hicisteis sentir demasiado vieja para intentarlo.