Este cuento que nació en Brasil, llega ahora a España...espero que os guste.
Odulio y Favelio son dos Gnomos barrigones y de pelos largos que viven en una seta en la duna frente a la playa. Por la mañana se levantan temprano y Odulio sale al jardín a cantar y a jugar con sus amigos los gusanos de colores: Micky (el rojo), Romie (la rosa), Jackie (el amarillo) y Pachie (la azul). Siempre juegan al ICE-CREAM que significa helado en inglés y que te deja los pies fríos y pringosos, pero es su juego preferido, pisar helados de colores y de todos los sabores…
Favelio hoy esta cansado, así que sin decir nada se duerme la siesta mañanera, la que solo duermen los osos perezosos y los lirones, que son ratoncitos dormilones.
Y vaya siesta, ya son las 12 y Favelio se despereza y se despierta nervioso…
- ¡Odulio, Odulio!...He soñado con una playa secreta, vamos a verla, rápido, rápido…me ha dicho que solo estaría allí tras la montaña hasta las 12:30.
Y en un periquete allá van los dos amigos, se han puesto protector solar en las grandes narices rojas que ahora son blancas y llevan todo lo necesario: una tortilla, una botella de agua, un naranjo pequeño que da naranjas siempre a y cuarto, y unas tablas de surf chichoneras que se ríen todo el rato…¡¡serán pesadas!!
Para llegar a la playa escalan la montaña y por el camino va Odulio delante que no quiere descansar y va tirándose pedos y pisando huevos…1,2,3,4…y así hasta mil…y Favelio detrás los recoge y los guarda en una cesta que cada vez pesa mas…aquí los huevos…aquí los pedos…¡¡todo muy ordenado!!
Para llegar antes escalan la montaña por el lado, sin llegar arriba y el sol que les ve hacer trampa se pone amarillo de enfado y calienta y pica…¡Ozú que caló! Pero ya se ve el mar y allá van corriendo los dos…y tras un rato chapoteando en la orilla acalorados parecen náufragos barbudos y melenudos ¡solo las barrigotas los han delatado!
Luego se van a la sombra, cada uno a la suya y Odulio visita a su nuevo vecino…
- Hola, ¿como está?, soy Odulio el náufrago…
- Hola vecino, yo soy Favelio el cuentista. Me quejo de todo, pero ahora ya solo trabajo por encargo. Es vocacional ¿sabe? Si usted quiere me golpeo la pierna y luego me quejo, mire, mire… - y coge un palo y se da un golpetazo…ay …ay…ay…
- ¡Este vecino esta como una cabra!
Así que Odulio se muda a una sombra mayor, que es por lo menos equivalente a la sombra de unos apartamentos en la playa. Y Favelio se tumba, pero allí huele fatal…
- Creo que hace días que no pasa el camión de la basura – les dice una vecina que juega con un cangrejo y a la que le huelen mucho los pies…
Y otra vez los amigos se van corriendo, esta vez a la sombra de unos Bungalows que en la orilla de la vegetación con la arena alguien se había imaginado… Y que buena está esta sombra imaginaria, resulta ser la mejor…
Pero Favelio, que ha dormido la siesta mañanera esta demasiado despierto y animado quiere surfear todo el rato.
Y las olas que están vagas y el viento fanfarrón…soplando con fuerza…afuuu…afuuu…tanto que se le ponen los mofletes colorados.
Y Favelio que quiere cabalgar las olas, pero se le ha olvidado la silla de montar y con la tabla se escurre y se cae, y las olas lo menean…y otro trompazo…y Odulio que lo ve de lejos se ríe burlón, pero cuando intenta surfear él con su tabla el viento se pone travieso y desordena todo el mar, y lo deja como una sopa sin fideos y Odulio sin cuchara no puede hacer nada…y otro trompazo…jajaja
- Te lo dije Favelio, mejor nos hubiéramos traído la cuchara y la silla, mejor que las tablas chichoneras.
Así que cansados deciden ya volver, con las tablas y las cabezas llenas de chichones.
Y el sol está tranquilo conversando con las nubes llenas de pájaros allá en lo alto.
- ¿Qué dirán? No oigo nada – dice Favelio.
Y Odulio que le dice a la montaña:
- ¿Por qué no te apartas un momentito?
Pero claro un momentito de montaña dura mucho, mucho, muchísimo rato…y no se quita - ¡Que tía!
Y otra vez a escalarla, y ya desde la cima pueden ver su casa, y que bien se está allí sentado fresquito con el culo en la nieve y los pies colgando…Y así cae la tarde de repente, como cae un saco de minutos de un bolsillo alborotado y ya el rey mosquito que se pone serio y dice que el camino esta cerrado…
Y Favelio que le dice a Odulio:
- Pues saltamos…
- Y Odulio – ¡Que no, que me duelen los pies…yo no salto!
Y venga a discutir con el rey mosquito, es terco como una mula, y erre que erre la discusión dura y dura. Así que Favelio cuenta hasta tres y echa a correr colina abajo y Odulio que de tan rápido quiere ir volando en verdad cae rodando, y Favelio que lo imita rueda a su lado enfadado.
Y el rey mosquito que manda tras ellos a todos sus soldados…ay…ay…ay…les pican y les pican camino abajo…así al llegar abajo están llenos de picotazos…yo tengo 100 y yo 100 en un brazo…me han picado en el ombligo…jó y a mi hasta en el zapato…
Y para escapar se han metido en un charco y haciendo el tonto y saltando y salpicando les dan ganas de cenar y se vuelven a casa caminando, allí les esperan sus amigos los gusanos.
Y para cenar comieron perdices, y lentejas y pescado, y calabacín y pepino alquitranado y cereales, y arroz con leche estofado…que tanta aventura les había deshinchado las barrigotas y las narizotas.
Y colorín colorado…
Este cuento se ha acabado…
FIN
Davinchu “A estrela de David”
Brasil – Abril 2007