¡Ay! Amor, amor, que poco tienes que ver con esto...
¡Cuánto mejor lo trato, peor se porta conmigo!
¡No se que hacer!
Lo único que se me ocurre decirte es que su educación es diferente y tal vez ese sea el patrón aprendido, lo malo es que él no lo ve y, tal vez, no lo verá nunca. ¿Sabes la cantidad de gente que se ha educado en un ambiente sadomasoquista?
¿No exageras un poco?
¿Por qué te parece que exagero, porque no te pega, o porque tu no disfrutarías si te pegara?
Es que me parece un punto de vista muy radical ¿No crees?
No amiga mía, es un poco de experiencia y otro poco de observación de la realidad de otros. Una pareja madura y educada en el buen trato y la deferencia, siempre cuidan el uno del otro con naturalidad, pero al mismo tiempo, ambos tienen su propia vida intelectual, sus amigos y su trabajo, no necesitan vivir en forma obsesiva al otro porque confían en el otro, tal vez porque confían en ellos mismos.
Eso que me cuentas lo habrás visto en una película americana ¿no?
¡Me haces reír!, pues no, lo he visto en compañeros de trabajo, en padres de mis alumnos en parejas jóvenes con sus respectivas profesiones, gente que se siente bien con ellos mismos y con sus parejas e incluso con sus hijos, gente que ha decidido esa situación y trabaja por ella. Normalmente el tipo de comportamiento que tu describes lo suele provocar la frustración .
¿A que te refieres?
Bueno, según he podido observar el comportamiento obsesivo y de maltrato, si , no te asustes, aunque sea verbal o sólo de actitud, nace de personas que, por diferentes razones, no se sienten muy contentas con lo que han conseguido, probablemente porque se han dejado llevar por un modelo familiar que en realidad tiene poco que ver con sus preferencias; normalmente porque jamás se han planteado lo que quieren y siempre han aceptado lo que los demás han decidido que quieran. Por ejemplo hombres que buscan a la buena madre y ama de casa que los consienta como su madre, pero a los que luego no les gusta seguir viviendo con una madre inquisidora y molestosa; o mujeres que buscan la figura del padre e imitan el comportamiento de la madre y se dan cuenta de que ellas son distintas y el resultado de su elección las hace infelices.
¡Ya estás con tus rollos “psicológicos” como siempre, no se te puede contar nada, en seguida sales con eso!
Sabes que ocurre, he llegado a esto, después de haber tenido un comportamiento como el tuyo, ahora se que cuando algo malo sucede, hay que buscar soluciones y no quejarse más de tres veces, o al menos intentar algo distinto, pero tu siempre repites el mismo comportamiento con el mismo resultado y vienes a contarme, una y otra vez, lo mismo ¿No crees que valdría la pena cambiar algo?
¿Y por qué lo tengo que cambiar yo, porque no cambia él?
Puede ser que a ti te toque hacerlo porque eres la que ha decidido que esto no le gusta, probablemente el ni se lo haya planteado, tiene todas sus necesidades cubiertas y seguro que piensa que todo esto es normal, lo mismo que en casa de sus padres. En todo caso deberíais hablarlo.
¡Ya, como si fuese tan fácil! El ni me escucha, sólo quiere que lo deje en paz.
¿Por qué no buscas ayuda profesional, alguien que haga de árbitro?
Tonterías, eso son chorradas y además cuesta mucho dinero. ¡Lo que hay, es lo que hay, lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible!
Bien, lo acepto, pero por favor acepta tú ,que yo no desee escuchar siempre lo mismo habiendo hecho tanto para intentar cambiar mi vida y sabiendo que se puede.
Si, pero yo no quiero estar sola...
Vale, pero no olvides que yo estuve doce interminables años intentando salvar lo insalvable y que finalmente me di cuenta que el quería algo muy diferente a lo que yo quería y eso había causado todo nuestro dolor, por eso decidí marcharme, pero fue una decisión terrible por la que he pagado un alto precio y te prometo, que de los doce años, no hubo ni un solo día que no me esforzara en mantener la ilusión. Y, ya que lo mencionas, estar sola, es mi decisión, hasta que aprenda un comportamiento diferente, si no volveré a repetir la historia porque elegiré más de lo mismo.
Ya, es que tuviste mala suerte...
No, jamás he tenido mala suerte, sólo una gran ignorancia.
Bueno me tengo que ir a por los peques, nos vemos la semana que viene.
Bien, dales un besito de mi parte y tu intenta ser feliz ¿vale?
Vale, lo intentaré...