Cuando lloro sola soy dos. La que llora y la que observa, la que hace ruido y la que escucha, la que actúa y la que analiza.
Y al final dejo de llorar para mi otra yo porque no le doy pena, sólo me mira y me observa y no me dice que me tranquilice ni me juzga…sólo me deja llorar porque entiende que no siempre puedo estar contenta y que llorar es necesario cuando se es demasiado feliz como para apreciarlo por completo.
Ángela López Molina