Silencio que están durmiendo,
los nardos y las azucenas,
no quiero que lloren mis penas,
porque si me ven llorando moriran...
Esta canción me la enseñó mi padre, nunca supe su autor, formaba parte de un popurrí de canciones del norte de España que solíamos cantar a duo, muy amenudo.
Mi padre se marcho un mes de Abril, luego se fue mi madre y este año se marcho mi hermana, eso junto con lo que rodea siempre la pena sin remedio, ha hecho que esta canción este presente en mi vida con la voz de mi padre.
No retiene recuerdos que me amargen, todo lo contrario; es agradable traer a mi gente tan amada, es sólo que necesito ese silencio para no dar a mis nardos y a mis azucenas la tristeza que me causa no poder cantarla a duo, con alguno de ellos, nunca más.
Perdonadme entonces el silencio, el que espero pronto se acabe...