Es cierto que se nace una vez. Al menos físicamente.
Muchos sabemos sin embargo, que vivimos múltiples nacimientos. Yo experimenté el que creo mi segundo nacimiento al toparme con seres diferentes a los que ya conocía. Seres que eran capaces de conectar durante unos minutos, unas horas, y desprenderse del mundo exterior.
Allí me encontré con el propósito de aprender un idioma ajeno y descubriendo un mundo extraño. Un mundo donde no se juzgaba, donde diferentes personalidades
confluían y crecían juntas. Donde el objetivo común era descubrirse ante uno mismo.
Llevaré siempre en mi recuerdo las ardientes discusiones, los apacibles encuentros, las canciones que me acompañaron y me devolvieron a la vida.
Esas canciones que todos aprendimos a disfrutar y en las que yo tímidamente me fui desprendiendo de prejuicios.
Comencé a sentirme tranquila en mi piel, con el son de ese idioma ajeno acurrucándome. Fui descubriendo poco a poco que no se me valoraba por mis éxitos o fracasos, con inmensa sorpresa sentí que la admiración era simple y llanamente, por MI.
Nunca olvidare los momentos a los que todos contribuimos y que hicieron que naciera, la que yo considero, mi segunda vez."