Hablando de una buena educación...
Santi al entrar a mi clase me dice que ya ha llegado el profesor de Inglés titular.
¿Qué tal? le pregunto, ¿Mejor que el suplente? (Primero de Bachillerato)
Debo decir que el suplente en una actuación estelar le dijo “ Apenas tienes dos faltas sin importancia, pero no te puedo poner un positivo” Allí se quedó Santi hecho un lío y sin respuestas. El problema de su redacción era, según observé, que no reflejaba madurez intelectual, el análisis era pobre, más bien una exposición plana de los hechos, pero el alumno no lo sabía porque nadie le había enseñado a hacerlo y teniendo en cuenta que preguntar no está bien considerado, la lección salta a la vista.
Ahora, hablando del recien llegado profesor Santi levanta los hombros un poco descorazonado y dice. No se, nos dijo, nada más entrar:
¿Conocéis a Risto de Operación Triunfo? Pues yo soy así, pero peor......
No voy a juzgar a nadie, ya que cada uno puede ser lo que le de la gana, incluyendo ser grosero y agresivo con quien se lo permita, pero hablando de educar a la juventud, francamente me parece terrible tener a un profesor insultando y rebajando a los chicos porque nuestro sistema educativo le permite hacer de su clase un fenómeno del medioevo cuando la vida de las gentes dependía, absolutamente, del señor feudal y porque nos hace gracia la agresión y la grosería de este nuevo personaje mediático, que quiere emular a Boris en sus mejores tiempos.
Perdonadme si intuyo que con esta entrada triunfal, nuestro profesor, en cuestión, no está, precisamente, pensando en enseñar, el mensaje que me deja su presentación es triste, sobre todo porque no es un caso aislado, todos mis chicos tienen unos cuantos profesores de esta talla, de aquellos que dicen “No te esfuerces, no vale la pena, simplemente no tienes capacidad”, y un gran etcétera, por no mencionar la agresión física: golpes en la colleja, lanzamiento de tizas y algunas lindezas más.
Ya podemos cambiar la ley mil millones de veces, no habrá solución hasta que revisemos la formación de nuestros profesores, hasta que el profesor sea educado, específicamente para enseñar, para respetar a sus alumnos y querer que alcancen sus metas. Mientras esperamos que eso ocurra, seguiremos horrorizándonos con la violencia en las aulas y la falta de respeto a los profesores.
¿A alguien se le ocurre pensar que este señor u otros como él, incluyendo, por supuesto, a las señoras, puedan ser respetados por sus alumnos?