¿Podremos decir adios a la estupidez global?

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Creado en Sábado, 31 Enero 2009 18:25

Última actualización en Miércoles, 20 Marzo 2013 10:54

Escrito por Aliama Narval

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Enero también se marcha, No ha sido fácil y para la mayoría la cuesta aun continuará en febrero y puede que aún se alargue en el tiempo.

Todo el mundo habla de la crisis y nadie hace nada. Todos hablan de la paralización del negocio en el mundo y de la caída estrepitosa de las bolsas de todo el mundo, aterrorizando al accionista que ve con pavor que su dinero se vuelve humo y que se acabaron los tiempos de recibir millonarios dividendos. La morosidad se multiplica exponencialmente haciendo que las empresas cierren o hagan drásticos ajustes de plantilla, acabando, día a día, con la vida de un montón de familias, como si de un castillo de naipes se tratara. No hay dinero, el que hay es cauto, no se gasta con lo que la economía se paraliza como si una infección de polio nos hubiera infectado a todos.

En este panorama desolador en el que los responsables, calladitos, quieren mirar para otro lado, se alza alta, fuerte y clara, la voz del recién electo presidente Obama escandalizado con la irresponsabilidad y codicia desmedida de los banqueros les advierte, en una entrevista que tuve la suerte de ver en el canal de noticias de la BBC, hoy,  que ni él, ni el pueblo de los Estados Unidos toleraría un comportamiento tan irresponsable en el futuro, que los bancos ya tendrían ocasión de ganar, pero que este, desde luego,  no era el momento de hacerlo.

¡Por fin alguien llama a las cosas por su nombre!, por fin alguien poderoso se atreve a poner coto al abuso indiscriminado de bancos y altas entidades financieras, al fin alguien no corre a aprovecharse de las circunstancias, tiene el valor de exponerlo en público y  parece querer ayudar a la recuperación económica.

Me gustaría pensar que este es el final del mundo de la codicia sin medida, el final del culto indiscriminado al dinero, de forma irrespetuosa y absolutamente chabacana. Me gustaría pensar que es el final del mundo viejo y decrépito que nos ha gobernado con su mente y corazón enfermos.

Necesitamos muchos hombres como Obama en todas partes y muchos banqueros jóvenes con inteligencia y corazón que nos lleven a disfrutar de un mundo mejor, nos ayuden a crear fortunas que sirvan para engrandecernos y no para transformarnos en un desecho de nosotros mismos.

Es probable que la magnitud del desastre global empuje a los que son inconvenientes para el progreso de la humanidad fuera de la arena del negocio y podamos enseñar a nuestros jóvenes a crear  bienestar económico para todos, aunque haya quienes tengan más, en cantidad, que una cosa no está reñida con la otra.

¿Seremos capaces de aprendernos la lección?