No estoy en contra de nadie, sólo estoy a favor de todos los que quieren hacer del mundo un lugar mejor para vivir, aquellos que trabajan, estudian e investigan para que eso ocurra y con ellos todos los demás.
Aliama Narval
Para que haya un cambio primero hemos de admitir que no nos va bien con lo que hemos hecho y aceptado hasta hoy. Supongo que de querer mejorar la situación tendremos que empezar por tener mucho cuidado con lo que nos sugiere nuestro refranero, porque según lo veo, refleja bien nuestro cinismo histórico.
Una de las cosa que me llamó la atención cuando volví a España después de 20 años en Chile fue lo de: “Lo que hay en España es de los españoles”, esto se decía en la empresa en que trabajaba para justificar los pequeños hurtos en las oficinas, que si el papel para escribir a máquina, bolígrafos, papel de baño, entre otros como: llamadas telefónicas a toda la parentela y amigos, incluyendo bancos y otras instituciones con las que el españolísimo en cuestión tenía asuntos que dirimir. Y cuando tu intentabas razonar el daño en cadena que eso supondría te soltaban aquello de: “El que venga atrás que arree, o tonto el último” y no digo que en Chile no se cuezan habas, que se que “En todas partes se cuecen habas” y mucho más si pertenecemos a la misma cultura, es que al menos en Chile estaba mal visto eso de sustraer lo ajeno mientras que aquí parece ser un mérito y si tu no participas de todo el enredo entonces pasas a engrosar la escasa lista de “pobres tontos” porque ya sabemos lo que opina el refranero “Donde fuéreis haced lo que viéreis”.
Allá por 1977, nadie quería aceptar el hecho de que si 26.000 empleados de una gran empresa aplicaban dichas máximas, las empresas y por ende, el país se irían al garete. Y ha ocurrido. Unos cuantos años después de mi comentario, la empresa en que yo trabajaba, ayudada por sus crisis, por los bancos, el “mange” generalizado, si se me permite la expresión, los sindicatos avispados, además de el hecho de estar en las manos expertas de uno de nuestros más insignes cumplidores del refranero, que ha vendido y desguazado varias empresas para bien de su peculio, dicha compañía ya sin alas españolas, se ha ido al garete, el país quedó en quiebra con tremendas deudas que costarán generaciones de sacrificios pagar, pero si observamos a todos los que estuvieron cerca del poder veremos un montón de nuevos ricos de todos los colores, con retiros millonarios que han desfalcado y esquilmado nuestro peculio nacional con la mayor naturalidad porque dicen que “ debemos tener las mismas oportunidades porque todos somos iguales” y ellos, desde luego, se sienten más iguales que nadie.
En este selecto grupo de insignes “espabilaos” están los que han ido vendiendo las empresas a quienes se declaran abiertamente nuestros enemigos. A cambio de un puesto de consejeros en sus consejos de administración han sido capaces de vender a su país sin el más mínimo sentimiento de culpa. Ya no tenemos compañías españolas, pertenecen a los inversores de países muy variados, amparándose en el libre mercado y la globalización, nosotros sólo tenemos paro, heredado de un gobierno de absoluto desgobierno. Pero cuidado nadie en este país está libre de culpa desde el primero hasta el último de los ciudadanos que no quieren molestarse en aprender a ser y a respetarse para poder respetar lo que tienen y no perderlo, todos somos culpables como trabajadores de haber sido un lastre para nuestro país y nuestras empresas.
¿Por qué somos incapaces de modernizarnos de seguir teniendo logros que necesitaron tanto esfuerzo de muchos de nuestros antepasados y que alguna vez fueron el orgullo de muchos que lo supimos apreciar? Es cierto que como pueblo no somos capaces de mantener la industria, que no somos competitivos y no es menos cierto que nos parapetamos en el gobierno como los adolescentes cuando acusan de todo a sus progenitores.
Tenemos probablemente la mejor Seguridad Social del Mundo y nuestros hospitales necesitarán ser gestionados por empresas privadas para controlar nuestro difuso entendimiento de la propiedad privada, la sostenibilidad y la contención del gasto público, poniendo en peligro lo mejor que tenemos y no hemos sabido cuidar y defender o mantener. De que vale salir a gritar a la calle si no hemos variado ni un ápice nuestros malos hábitos y nuestra desidia. Y para colmo de males, varias regiones que forman nuestro país no quieren ser españolas, y así sumo y sigo. ¿Para todos estos pobres ejemplos tendremos que decir de España que: “Entre todos la mataron y ella sola se murió”?
Nosotros, fieles a nuestra permisividad con nuestros iguales, nos da igual que suelten de la cárcel a gente peligrosísima para nuestros niños, no nos importa que a ciertos mandamases de la administración de nuestro país les crezcan chalets de más de un millón con un sueldo de funcionarios. Nos da igual que se pierdan los expedientes en los juzgados dejando libres a personajes innombrables, todo porque tenemos capacidad de compromiso y nos gustaría mucho estar ahí donde se puede pillar algo, que: ”A río revuelto ganancia de pescadores” dejando, siempre, la puerta abierta para una posible oportunidad de conseguir privilegios a costa del dinero público en el futuro, o en su defecto, mientras llega esa ansiada oportunidad, nuestra oración es: “Virgencita que me quede como estoy” y “que Dios me ponga donde haiga que ya me encargaré yo de repartirlo”
El sistema de educación que hemos tenido los últimos, ha producido, en general, mucha más ignorancia de la que había, ignorancia y falta de perspectiva, a todos los niveles, incluyendo la Universidad, o para ser más exacta, especialmente en ella. Ahora tenemos grandes oradores catastrofistas hijos de nuestra Universidad Pública que lo confirman.
No creo que sea necesario documentarlo ya que es público y notorio que la mayoría de nuestros estudiantes y profesionales tienen una formación pésima, claro que los profesores víctimas de esa tan mediocre educación, no quieren asumir sus responsabilidades de educador respecto a sus educandos y entonces para librarse de cualquier duda se parapetan en la ignorancia de las familias de sus estudiantes. Y ya estamos a vuelta con el refranero “El cojo siempre echa la culpa de su cojera al empedrado”. Será fácil preguntarse con qué derecho hablo yo de la educación, pues bien, con el derecho de una española que fue educada en Chile, una española que observa con tristeza como se desperdicia tanto talento.
Alguien tiene que enseñarnos ¿Quién si no el adulto debe enseñar y guiar al niño? ¿Quién si no el jefe en cualquier circunstancia, debe organizar, animar y motivar a sus empleados? ¿Quién si no los dirigentes y resto de los políticos elegidos de un país deben llevarlo al éxito a la fortaleza y al prestigio al país que sirven? Porque ningún político o empleado público en cualquier estamento debería olvidar que está al servicio de su país, es decir, al servicio de sus ciudadanos.
La discusión es patética y no importa el partido político que hable; oyendo a nuestros insignes políticos esgrimir sus vacuas razones, podríamos estar el resto de nuestras existencias sin llegar a ninguna conclusión válida para el país, porque la confrontación no es por un aspecto de la ley, o por mejorar su contenido, la confrontación es por no saber, ni tener la más mínima intención de escuchar al otro, lo que denota su falta de interés en el futuro de España.
Su parcial conocimiento de la historia les hace ignorar que el que actúa siempre de la misma forma, sólo puede conseguir, una y otra vez, los mismos resultados de rotundo fracaso, en nuestro caso a las pruebas me remito. No quiero dudar de sus buenas intenciones pero lo que veo en la oposición la mayor parte de las veces no tiene fundamento.
Yo no intento juzgar porque no es posible ver cuando la situación es tan oscura de base y los elementos de juicio con que contamos son tan exiguos. Yo resido en este país, intento trabajar para honrar a este país como me enseñaron los chilenos, si, ellos me enseñaron el amor a la patria, el respeto y la ilusión por participar con mis impuestos en su engrandecimiento, al menos ellos con todos sus defectos aman a su país.
Los socialistas se oponen al control, a la votación directa de alcaldes y a todo lo que signifique que la gente pueda decidir. Viendo lo visto, todos entendemos el por qué.
Después de sus resultados de ocho años de gobierno y las secuelas de otros de sus gobiernos, lo que puedo entender es que han perdido el norte y todos sus valores éticos. También han olvidado en lo que consistía aquello de gobernar.
La Izquierda “plural” sólo habla de quitar el dinero a los ricos, de nacionalizar, de repartir las gallinas de los demás con un mensaje machacón y trasnochado que no lleva a ninguna parte ya que Mars y el Capital forman parte de una historia remota que ya no tiene cabida en el mundo de hoy. Todos hablan mirando hacia el suelo, pero nadie habla de racionalizar este merendero, y tampoco ninguno de ellos le hace ascos al trinque puesto que todos lo protegen incluyendo la justicia.
Los señores del PP tienen nuestra mayoría absoluta así pues intentan negociar pero sin ceder un ápice, los opositores sólo dicen no a todas las propuestas, supongo que en este estados de cosas hay que parapetarse, porque en nuestro querido país hay tantas opiniones como españoles y tradicionalmente “Nunca llueve a gusto de todos”
Pero esto no es nuevo, comenzó con el primer gobierno socialista. Al principio muchos nos sentimos ilusionados, pero pronto lloramos. Cuando aquellos “unos” estaban, impusieron sus reglas, a su antojo y modificaron las leyes de la educación a su conveniencia. Se llevaron a sus casas y paraísos fiscales lo que les pareció bien, porque se sintieron autorizados para ello. Ahora, sin ningún pudor estos otros “unos” se “rasgan las vestiduras” y claman al cielo cuando sus oponentes en el gobierno hacen lo mismo, cosa que a algunos nos llena de estupor cuando ellos son especialistas en la aplicación del Refranero: “Cuando seas padre comerás huevos” o sea cuando tu ostentes el poder harás lo que se te antoje, que es exactamente lo que han hecho los unos y los otros con nuestro permiso y complacencia.
No importa quién gobierne, todos sin excepción deshacen, sistemáticamente, lo que el otro creó, no por el bien del país, si no, sólo porque lo impuso la facción contraria, eso del país les viene muy grande. Aquí no se piensa distinto, aquí no hay oponentes, aquí no hay ideas, no se construye, sólo tenemos acérrimos enemigos que olvidan las necesidades del tan traído y llevado pueblo para velar por sus propias necesidades, las de su familia y amigos porque sólo piensan perpetrarse el poder, para manejar España como un patio de vecinos, o su reino de taifas, lo que les permite mangonear a diestra y siniestra sin que nadie les pida cuentas, por eso es muy importante que los gobernados sean ignorantes.
Así pues, nosotros, los ignorantes, los españolitos de a pié, los que estamos lejos de ser parte de su interés pero que estamos en la lista de los alrededor de 16.684.000 millones de trabajadores que cotizan, esos individuos estrujados sin piedad por la administración, que asistimos impasibles a este torneo de tenis permanente que nos lleva, siempre, a una falsa guerra de dos ideas políticas que se desautorizan constantemente, dos ideas políticas que cuentan en sus filas con gente peligrosa para la democracia, gentes clavadas en la época de la dictadura, unos, otros, llenos de rencor, ciegos en busca de venganza, que no han madurado y que son incapaces de dar soluciones porque jamás piensan, sólo se han aprendido el discurso envenenado de sus abuelos y resentidos alimentan los odios de la guerra civil, aquellos que nunca han sentido el orgullo de ser españoles, gentes que aborrecen a España u otros que usan su lógica como arma arrojadiza. Todos ellos olvidan que gobiernan a todos los españoles, los que les gustan y los que no.
Está claro que no nos parecemos a nadie, yo creo que somos gente inteligente y válida pero sólo para sobrevivir. Tenemos unos hábitos horribles, que sólo nos perjudican y creo que, la mayoría, adolecemos del mínimo conocimiento del respeto o la ética.
Tenemos demasiados humos, confort y muy poca preparación. Nos creemos que los modales son servilismo y abrazamos la falta de criterio y la chabacanería creyendo que eso es “la libertad”, cuando ni siquiera tenemos idea de lo que esa palabra significa, ya que, la grosería y la falta de modales no es libertad es simplemente falta de educación y respeto.
Nosotros creemos que la libertad es hacer lo que nos da la gana cuando nos da la gana, sin tener en cuenta a nadie y no sabemos que nuestra libertad termina donde empieza la de los demás. Creemos que la igualdad es la mediocridad y nos paseamos con ropa de marca, falsificada, para emular a los ricos, enseñando a nuestros hijos que los que valen son los señores del cochazo aunque sean personas ignorantes y deshonestas, pero al mismo tiempo les decimos que todo es culpa de los ricos y que estos tienen que pagar para que el estado nos mantenga. Esto confunde tanto a nuestros chicos que al final “Tiran por la calle de en medio” exigiendo privilegios con el mínimo o ningún esfuerzo. Así asistimos a las manifestaciones en las que se destruye el patrimonio, es decir todo el mobiliario urbano que hace nuestra vida más cómoda y grata y que tantos sacrificios nos cuesta a todos los que pagamos impuestos.
No creo que haya nada más difícil que gobernar España porque la mayoría somos ingobernables, con un engorde de la administración pública en donde tenemos a los familiares y amigos de los unos y los otros, engordando la funciones públicas sin la más mínima decencia pero defendiendo sus ventajas y su falta de respeto a los que les pagamos el sueldo.
¿Pero qué hacemos ante tanto despropósito? Nada, tal vez por aquello que nos han repetido tantas veces: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”
Esta actitud nos hace vulnerables y vamos perdiéndolo todo, cediendo nuestras empresas, por dos duros y comisiones escandalosas que enriquecen a los listos sin escrúpulos, a otros con intenciones poco sanas para el futuro de nuestros hijos, y todo porque no nos gusta pensar y preferimos vivir de ideas trasnochadas e inútiles, esperando siempre que otro haga algo y nos resuelva la papeleta.