Me anunciaste tu presencia con rayos de sol alegres, en medio de la lluvia; ese nuevo sol me acarició junto al mar con una explosión de flores que llenaron de colorines mi alma.
Todo allí y aquí hablaba de tus mudanzas, de nuevas experiencias, más cálidas.
¡Al fín broto la sonrisa!
Al ver los almendros engalanados no cabía duda de tu llegada
¡Bienvenida seas, amiga del alma!
Aliama Narval