Del libro “Cancionero en mi recuerdo” (1976)
Homenaje a Chile
Los instrumentos que se mencionan en el poema: "el cultrum" es un tambor ceremonial y "la trutruca" es una flauta larga que se apoya en el suelo para tocarla, ambos son de origen araucano, pueblo indígena del sur de Chile. Los araucanos fueron muy admirados por sus invasores o conquistadores, según se mire. Su valor y fuerza hicieron que Don Alonso de Ercilla y Zúñiga les dedicara un libro de poemas llamado “La Araucana”, escrita en tres partes, publicadas, la primera parte en 1569, la segunda en 1578 y la tercera en 1589.
El verso que vendrá a continuación fue uno de los que tuve que aprender de memoria en mi clase de literatura española, es la descripción de Chile y los araucanos que hace nuestro gallardo poeta, ya nombrado, Don Alonso de Ercilla y Zúñiga. Esta descripción de los araucanos coincide con mi percepción del chileno, orgulloso de su suelo patrio, sea descendiente de españoles, alemanes, o de cualquier otra nacionalidad europea, o lo sea de sus valiosos indígenas.
El chileno ama su país, es culto y estudioso, casi inglés en sus formas, francés en el arte de vivir y en la moda, norteamericano en las ciencias y tecnologías, español en su lengua, cultura e ingenio. Capaz de morir por su patria. Vencer o morir dice su himno nacional y es así como los chilenos enfrentan su día a día en una tierra que nunca se está quieta, que a veces asusta.
El verso que describe a los araucanos podría muy bien describir a los chilenos en general.
Dice así:
Chile, fértil provincia y señalada
En la región antártica famosa
De remotas naciones respetada
Por fuerte, principal y poderosa;
La gente que produce es tan granada,
Tan soberbia, gallarda y belicosa,
Que no ha sido por rey jamás regida
Ni a extranjero dominio sometida.
Y de esta descripción nace el sonido de la música, no sólo del Sur porque Chile es angosto y largo, como una daga; tiene altiplano por el norte con su desierto de Atacama y se introduce en el hielo de la Antártica al sur, por eso en su música hay, además de los instrumentos araucanos, flautas, charangos, guitarras y vigüelas, para una buena “cueca” el baile nacional, que simula el cortejo del gallo a la gallina....
Yo oigo, fascinada, su música entrañable, en mi mente y mi corazón y........
Me encanta el sonido del Bombo, Latido de corazón que subraya Mi música cuando canto... Me gusta la guitarra; De su “rasgeo” extraigo La risa y el llanto.... Me fascina el cultrum, La trutruca, el charango Envueltos en voz quebrada, Trozo de tierra en el campo. Manos toscas De campesino arando; Arando la tierra, Sembrando.... Para cosechar penas; Quebrantos. Alegrías sencillas, Surcos de olvido Cubiertos de asfalto. El viento sopla en la flauta, La cordillera silvando.... Allí se sentó la música Para tomarse un descanso. Por allí también pasaron: El frío hambre y espanto. Al pasar cuando pasaron, Se les quedó la belleza Prendida al árbol, al pasto, A la nieve, en la ladera, A las ovejas, al canto. Se les cayó la vigüela En ramitas de naranjo.