Aun hiere el recuerdo el desprecio frío
Como un cuchillo de mil filos
Atravesando la entraña.
Sin razones de transparencia,
sin desvíos, como siempre fue
sin saberse que era.
De la pura desidia.
De la desgraciada pena.
Del son de la ingratitud
que no prospera.
Del emblema existencial
de los que cruzan la vida
desgarrando lo bueno
con amable jerga,
lustrosa de vacío...
Aún ahora hiere el nombre
en el desprecio que da la espalda,
que enraíza la ira.
Y todo lo que fue bello se agosta
convirtiéndose en yermo desierto;
que asombra reverdeciendo
cuando la bruma entrega
algunas gotas de rocío
en su desterrada calma.
Y así, el ciclo del olvido
que nunca acaba,
va dejando llena de vacío
nuestra frágil alma,
matando las sonrisas
en esta abandonada plaza.
ALIAMA NARVAL (Noviembre 2007)