Como la noche sin luna,
Como un domingo sin fiesta,
Como el mar gris, gélido
de una mirada incierta.
Como si fuera, sin ser
Con el cuerpo sin palabras
Con el dolor congelado
Fuera del alma.
Por un instante, muero.
Desde su libro demanda
Mi vida , sin vida, otro esfuerzo
Otro amanecer, otro regreso,
Otra sonrisa, otro milagro pequeño
No se cuanto ni hasta donde
Ni como ni de que cuenco
Ha de salir la fuente
De mis eternos
pequeños
nimios
besos.
Se escapan
Se quiebran
Los sueños
El odio
Del odio
Nos deja
Perplejos
Se viene la noche
Al cansancio,
Se mira en el alma
De los cien mil espejos,
Reflejos de antaño
Retazos, jirones
Sedientos de miedo
Esparcidos en años
De inútil tormento.
Se vienen los muertos
Se asoman las cuentas
Cristalinas
de tus ojos nuevos,
Los brazos se alzan
Clamando a ese cielo
De espuma blanca
Que deje un rayo de sol
Calentar el rostro enfermo.
Rumores del viento
rumores del alma
de luces y sombras,
todo se aleja, se aleja en la nada,
se aleja en el tiempo.
Aliama Narval (Marzo 2008)