Hoy, en el brillo dorado del sol, en el verde salpicado de fuegos de mi balcón, serenamente, en danza de blancos tules, se posó la mariposa alba de recortadas alas, dibujadas, enmarcadas por un azabache brillante.
Se me antojó una serenata dedicada a la Primavera que asoma entre trinos y reflejos coloridos, alegrando mi fertilidad silenciosa.
La saludé ceremoniosamente, invitándola a permanecer en mi vida, en el rincón de mi jardín.