Uno de mis grandes tesoros son mis alumnos. Ayer Beatriz, profesora de educación infantil me trajo un librito chiquitín cuyo título me cautivó:
"LOS PRÍNCIPES AZULES DESTIÑEN"
Está editado por Beascoa y pertenece a una colección llamada "Pequeños cuentos desobedientes"
Quien me conoce sabrá lo exagerada que soy dando valor a lo insignificante para la mayoría, pero seguro que al menos os hará sonrreir, son unas pocas páginas con aún menos frases pero parece un tratado sociológico.
Creo que Beatriz comprende bien cuando digo que no debemos empeñarnos en lo que jamás un hombre podrá ser, la naturaleza manda y mientras dependamos de nuestras necesidades y sistema hormonal no tenemos más remedio que aceptar lo que somos ahora y ver a los demás como son y si es posible amarlos por ello, o dar la vuelta y dejarlos seguir siendo lo que son, sin intentar adaptarlos a nuestros sueños, que por cierto no son justos para el otro.
Y si el argumento de los príncipes que destiñen no os convence, ni os cuento lo que destiñen las princesas.
Bueno, el caso es que, me encantan los cuentos. Desteñidos o no, todos los príncipes y princesas merecen ser amados y encontrar la felicidad aunque el color de sus ropajes los delate y muestre su perfecta imperfección.
Sólo podemos ser el producto de nuestra procedencia y vivencias, pero podemos jugar a inventarnos y a fuerza de insistencia lo mismo conseguimos que nuestros colores no destiñan.
LAST DANCE (https://vimeo.com/129844303)
Bailar es democracia.
Bailar es alegría.
Es sentir, ser, celebrar.
Es olvidar el pasado.
Bailar es escaparse
por un agujerito.
Bailar es despeñarse
por el acantilado
y dejarse salvar
por otra mano.
Y entre las costuras
de los pasos marcados,
se escapa la magia
y se hacen infinitos.
No hay futuro,
no hay dolor,
no importa la vida
ni sus muchas aristas.
Sólo existes tú
que me coges la mano.
Sólo existes tú
que me haces bella.
Y vuelo y me abandono.
Dejo de ser yo un ratito
para ser quien soy:
una niña.
Desde hace unos meses,
mis noches son eternas.
Y me siento más yo
y más libre que nunca.
Y me da igual quién seas
en la vida absurda.
Eres mi otra mitad
bajo esta luna
llena de luz y swing
sobre la pista de baile,
o en la playa
o en un parque.
Y si la música para
porque se va la luz
en el teatro,
daremos palmas
para seguir al compás
en un abrazo.